Porque sin haberlo merecido
de ti la vida he recibido,
gracias.
Porque cuando no era productivo
Tú me mantuviste vivo,
gracias.
Porque nunca cesa tu generosidad,
a pesar de mi infidelidad,
gracias.
Porque en mi corazón sigues sembrando
y a la libertad me vas llevando,
gracias.
Porque cuando la vida me confronta
tu dulce mano me conforta,
gracias.
Porque tu amor por mí es profundo
y nada se le compara en el mundo,
gracias.
Porque para ser tu discípulo me convocas
y mi ardiente respuesta provocas,
gracias.
Porque si de ti me alejo, me retienes
y me atrapas con tus bienes,
gracias.
Y por si en el futuro se me olvida
agradecerte por la vida,
gracias.
Gracias, mi Señor, gracias.