Denigran de la poesía de aquellos que,
sin mucha métrica o ritmo cíclico y ordenado,
expresan en sus versos aquello que
viven, perciben y los conecta con la realidad.
Olvídense, la poesía no es un asunto matemático,
de hecho, es más filosófico, ético y estético.
No se encuadra en el conteo silábico y sonoro.
Ella misma trasgrede cualquier molde.
Es irreverente, arrogante, mezquina;
pero, también sacra, humilde, generosa.
No digan los expertos que sólo ellos son poetas,
si esto no lo determinan ellos,
mas sólo son dueños de su estilo.
La poesía tiene vida y voluntad propia,
es un espíritu indomable que, a todos,
sin distingo, posee e impulsa.
Más que lírica, más que armonía,
es una forma de ser y habitar el mundo.
Es el cómo te percibo,
es el cómo me lees,
es la forma mística como soy en el mundo,
para los otros, para lo Otro;
para la vida, para la muerte.
Algunos viven de ella,
pero nadie vive sin ella.
No cabe duda, nada escapa a la poesía.
A los impertinentes les digo,
no sean necios. No tenemos la culpa,
tampoco ella; es una cosa política:
a todos se les da, pero a nadie pertenece.
A ustedes no les pertenece.
Su propiedad es sólo un estilo,
pero no la poesía.
Deja una respuesta